sábado, 16 de julio de 2011

LAS DOS EN PUNTO


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Se llamaban Coralia y Maruxa Fandiño.

Dicen que todos los días del año, a LAS DOS EN PUNTO ─tronara o lloviera─, estas dos hermanas salían por las calles de Santiago de Compostela, muy arregladas, con sus ropas alegres y coloridas, generosamente pintadas y maquilladas con abundante polvo de arroz sobre su rostro.

Dicen que en sus diarios paseos por: la Alameda, Rúa do Franco, Rúa do Vilar, Porta Faxeira... y pocas más, Las Marías ─aún a sus ochenta años de edad─, practicaban el inocente juego de ligar con los estudiantes, piropearlos y ruborizarse con los piropos que ellos les brindaban.

Dicen que si el mozo lo merecía le hacían caricias e incluso lo pellizcaban allí donde la espalda pierde su casto nombre.

Dicen que...

Lo que, por desgracia, no se podrá decir nunca es que hubiera un estudiante murciano que se dejaba abrazar por estas dos pequeñas mujeres y que él las abrazaba con ternura. Yo no tuve el privilegio de estudiar en Santiago de Compostela, ni fue aquella mi época; pero el otro día, me remonté en el tiempo, y allí, en Santiago de Compostela, en la Alameda, me uní a ellas con un fuerte, cariñoso y respetuoso abrazo. Como lo hubiese hecho de haber vivido aquellos momentos con aquellas grandes mujeres.

Que no se diga.