jueves, 25 de noviembre de 2010

SEFARAD

(LEER MI COMENTARIO EN EL INTERIOR)

Es muy difícil poder analizar la historia cuando una capa de polvo de VI siglos se acumula sobre ella.

Por mucho que uno trata de limpiar esas capas, se va encontrando que unas se acercan, y otras se alejan, según el interés de quien la muestra, y el polvo solo se remueve de un lado para ocultar al otro.

Al final, la suma de las partes configura el todo, pero queda por conocer la valoración que cuantifique el peso de cada una de esas partes si es que se quiere discutir sobre qué fue lo primero; la causa o el efecto; el huevo o la gallina.

Si pudiéramos reescribir la historia, todos, la escribiríamos de otra manera.

No voy por tanto a condicionar a nadie con mi personal criterio sobre esta parte de la historia, que lo tengo, ni ese es el objeto de esta entrada, pero sí voy a dejaros esta bella música sefardí, cantada en ladino, para que no caiga en el olvido, ya que fue, y es, tan nuestra.



IRME KERO (Quiero irme)

Esta canción está cantada por la preciosa voz de Yasmina Levi.

En ella un hijo canta a su madre diciéndole que quiere irse a Jerusalén a celebrar el Pésaj (la pascua judía) y tomar allí las hierbas (amargas)

Os dejo esta versión para que veáis la escritura ladina y lo próxima que estaba al castellano actual.


LOS ÁRBOLES LLORAN POR LLUVIAS


La segunda es una canción muy nostálgica que se titula “Los árboles lloran por lluvias” y la letra dice:


Arvoles yoran por yuvias

y montañas por aires.

Ansí lloran los mis oyos

por ti, querida amante.

Torno y digo que va ser de mí,

en tierras axenas yo me vo morir.

Blanca sos, blanca vistes.

blanca es la tu figura.

blancas flores caen de ti,

de la tu hermosura…

Torno y digo que va ser de mí.

En tierras axenas yo me vo morir



sábado, 20 de noviembre de 2010

HAIKUS PARA UN EQUINOCCIO DE OTOÑO




AL DESPERTAR
Cada día es una batalla y puede que una victoria

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Noche de insomnio
Ya el sol, tras mis montañas
Anuncia el día

Nada me importa
Que salga hoy un nuevo sol
Si tu no estás

Si al despertar
Tú estás a mi lado
No temo nada

Te saciaré
De besos y ternuras
Cuando despiertes
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MARIPOSAS AZULES
Las mariposas azules son presagio de felicidad

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Hay en mi pecho
Mariposas azules
Que ansían volar

Mira sus alas
Verás que están gritando
Te amo, te quiero

Toco su imagen
Sobre el azul del lago
Olas de adiós

Yo soy tu Faro,
Mar, azul y profunda.
Luna, de otoño
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HOJAS CAÍDAS DE OTOÑO
Vistas desde el banco de un jardín
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Tarde de otoño
Recordando otra tarde
que se nos fue

Andan buscándote
Dos tazas de café
Dos vasos de agua

No temas nunca
Decir lo que sientes
Teme al silencio

Leo en tus silencios
Mudos pañuelos blancos
Ondas de adiós

Donde tú estés,
Añorando tu ausencia,
Allí estaré yo
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martes, 16 de noviembre de 2010

CARTA ABIERTA A ANDREA

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Vania, Andrea y Manuel


Mi querida Andrea:

Dicen que en el cielo, cuando nace una niña como tú, le dan a un Ángel sus dos alas para que acompañe a esa niña durante toda la vida.

Una vez un ángel le preguntó a Dios:

- Dios, ¿cómo es que a nosotros, los Ángeles y Arcángeles nos das dos alas para poder volar y a los humanos, a los que has hecho poco inferior a nosotros, sólo les das un ala? ¿No te parece excesiva diferencia, pues con un ala no podrán nunca volar?.

Dios le miro con cariño y le dijo al Ángel:

- Muy al contrario, a vosotros os he dado dos alas y no necesitáis a nadie para volar. A ellos sólo les he dado un ala para que tengan que dar su mano a otro y así poder volar juntos con su par de alas. Juntos serán más que dos, porque yo he puesto en sus manos mi creación entera.

Hoy, un Ángel ha recibido sus alas para acompañarte durante toda tu vida. Tú tendrás que buscar el ala que te falta para así, juntos, volar más alto y majestuosos que tus cóndores de allá, de Perú, y construir un mundo mejor que el que te dejamos.

Bienvenida a este mundo; a esta casa; a esta familia. Bienvenida a mi vida.

Que pases una buena primera noche entre nosotros. Te dejo un tierno beso.

Tu abuelo

Man

P.D. Yo hoy empiezo por regalarte estas dos obras musicales para que los buenos sentimientos te entren por los buenos sentidos. Yo te ayudaré a ello

viernes, 12 de noviembre de 2010

CANDILEJAS

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Las candilejas del escenario se fueron apagando lentamente. La función ya había terminado. El cómico Calvero, desde el escenario, contemplaba como Thereza se alejaba rodeada de una nube de flores, flases, aduladores y desconocidos admiradores. Por fin Thereza había triunfado.

Un esbozo de solitaria sonrisa se marcó en su rostro, aún empolvado, al recordar la noche de verano en que Thereza llegó a su vida sin pedir permiso. Él regresaba solitario a su viejo desván cuando un fuerte olor a gas que provenía de un cuarto vecino llamó su atención. Tendida en el suelo estaba Thereza entregando la vida. Calvero la llevo a su desván y cuidó de ella. La mimó, la protegió. Thereza no tenía a nadie.

Vendió su viejo violín para ella “¿Qué vas hacer ahora sin el violín?” “¿Cómo vas a trabajar haciendo reír a la gente?” “¡Bah no tiene importancia! Lo simularé con una escoba y será mas divertido”.

Fueron días tristes y duros de inciertos desenlaces, llenos de negras soledades, de lágrimas contenidas, pero Calvero no dejó a Thereza caer en la tristeza. Le habló a su corazón, le animó, le hizo reír. Con solo tres cafés corrieron por sus venas vida, esperanza y ternura.

Thereza volvió a bailar balé y Calvero sabía que esa noche Thereza triunfaría, estaba seguro. Fue un éxito clamoroso, más allá de lo esperado. Calvero se acercó a ella para darle un abrazo, para darle cariño, para mirarla a los ojos, para reír y conversar un rato con ella. Pero un “No puedo Calvero, ¡Estoy tan cansada!” cortaron en seco sus ilusiones.

Calvero la vio como se alejaba rodeada de una nube de flores, flases, aduladores y desconocidos admiradores. No pudo mirar ya más, ¡le dolía tanto!

Las candilejas ya estaban apagadas y Calvero se marchó a su camerino limpiándose su empolvada cara de payaso, mientras esta música sonaba en una lejana y vieja gramola.

Inspiración libre de Man en la historia de Candilejas

jueves, 4 de noviembre de 2010

CUANDO DESPIERTES

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EL BESO de Gustav Klimt


CUANDO DESPIERTES



Ella:

Deja que apoye mi cabeza sobre tu espalda

Déjame ahí dormir

Déjame rodear con mis brazos tu cintura, amado mío

Y posar mi mano derecha sobre tu pecho

Déjame dormir sintiendo tu calor

y las suaves caricias de tus dedos.


Él:

Ven hermosa mía, ven

Reposa tu amor sobre mi espalda.


Que el mundo se pare con sus afanes

Que callen las fuentes

Que enmudezcan los pájaros

Decidle al mar que se amanse, porque ella duerme

Nadie ose despertarla.


Dejemos que los relojes nos olviden

Y nos devuelva los tiempos perdidos.


Mientras ella duerme, acariciaré sus dedos

Le susurraré canciones amorosas

Y de su semblante, yo me saciaré


Y cuando a ella le plazca despertar

Me tendrá a su lado

La acurrucaré en mi pecho

Con un beso sellaré mi amor por ella.


Déjame apoyar mi cabeza en tu espalda, me dices.


Ven hermosa mía, ven
Reposa tu amor sobre mi espalda.
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. (Man)
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