domingo, 31 de enero de 2010

KISS OF FIRE

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Era el viernes por la tarde y Marcial regresaba a casa del trabajo, en su coche. Apagó la radio que no escuchaba y se quedó absorto contemplando a la hermosa luna llena que se estaba levantando delante de él. Como buen Cangrejo, la luna siempre le había producido efectos muy positivos.

Saludó a su mujer con una caricia y un beso en los labios. Elia estaba sentada, en el salón, en su mecedora, zurciendo ropa. Elia le regaló a Marcial sus labios y su sonrisa. Marcial pasó al aseo y al dormitorio y se puso una bata para estar más cómodo, tomó de la mesilla el libro que estaba leyendo y se marchó al salón a leer junto a Elia que se mecía suavemente en su mecedora con un acompasado, Ñic – Ñac, sin dejar de dar puntadas. Marcial la miró de reojo y pudo ver lo guapa que estaba. Llevaba el vestido largo que a él tanto le gustaba, rojo granate, de piel de melocotón, con bordados en el pecho, todo abotonado por delante,. Se había pintado los labios y un mechón derecho de su cabello era sujetado por aquél prendido en forma de mariposa plateada con brillantitos que Marcial le regaló cuando eran novios, hacía ya… treinta y tantos años, y que le hacía parecer una niña. ¡Dios, que bella está!.

Marcial intentó centrarse en la lectura de la novela de Mercedes Pinto “La última vuelta del scaife” pero no lo conseguía. Miraba a Elia por encima de las gafas y la veía tan preciosa… Siempre había estado enamorado de ella desde los 16 años.

El vestido de Elia tenía los cinco botones inferiores sin abrochar y dejaba ver una parte de sus piernas cruzadas. Las mujeres tienen esa extraña habilidad de saber que las están mirando aunque ellas no te miren.

Ñic – Ñac, Ñic – Ñac… Elia levantó la vista y, con una sonrisa, le preguntó a Marcial.

- ¿Qué estás mirando?
- Lo que veo y lo que adivino.
- ¿Y te gusta lo que ves?
- Mucho
- ¿Y lo que adivinas?
- Más todavía .

Elia cambió las piernas de posición y con mucha picardía y pudor colocó las puntas del vestido tapándose las rodillas, pero no tardaron en volver a bajarse y volvieron las piernas a quedar al descubierto, lo cual las hacían aún más provocadoras.

Ñic – Ñac, Ñic – Ñac … Elia levantó los ojos y vio como Marcial la seguía contemplando sonriente.

- ¿Quieres que ponga algo de música? –preguntó Elia
- Sí, por favor.

Elia se levantó y buscó por entre los antiguos discos de LP y puso uno en el giradiscos. Al sonar los primeros acordes Marcial levanto súbito la cabeza y miró a Elia que en ese momento se sentaba. El disco se titulaba “Kiss of Fire” un LP de tangos orquestados que Marcial le había regalado hacía ya muchísimos años y que tanto le gustaba. Comenzó con la música del tango “Celos”, el tango gitano incomprensiblemente danés, que los fue envolviendo en la música de sus violines y sus bandoneones, al tiempo que el corazón de Marcial palpitaba siguiendo las pautas que el tango iba marcando. Marcial cerró los ojos y el libro, y reposó su cabeza sobre el respaldo del sillón. Aquello había sido un golpe directo al corazón. La música de los tangos siguió jugando con ellos, invadiendo todos los rincones del salón hasta que al final… empezó a sonar el rey… EL CHOCLO

Con este tango que es burlón y compadrito
Se ató dos alas la ambición de mi suburbio


Marcial da un salto y se levanta, toma con una mano la de Elia, al tiempo que dejaba el costurero sobre la mesita y la ayuda a levantarse

Con este tango nació el tango, y como un grito
Salió del sórdido barrial buscando el cielo;

Sube Marcial el brazo izquierdo hasta donde el dolor se lo permite (“¡maldita caída que me rompió el infra espinoso!” – masculló con rabia) La mano derecha, bien firme, en mitad de la espalda de Elia formando un ángulo recto…


Conjuro extraño de un amor hecho cadencia
Que abrió caminos sin más ley que la esperanza,

… y arraaaaaancan con uno, dos, tres, cuatro y cinco… un loco conjuro de amor hecho cadencia… la mano derecha de Marcial va llevando la dirección de cada paso, aplicando suaves presiones con la punta de sus dedos…

Que abrió caminos sin más ley que la esperanza,
Mezcla de rabia, de dolor, de fe, de ausencia

… seis, siete y ocho… parada a pies juntillas… ya no hacen falta instrucciones ni medidas, el alma se ha encogido poco a poco hasta encontrar a los pies para bailarlos. La pierna derecha de Marcial sale abriéndose camino por entre las piernas de Elia y la obliga hacer un giro, suaaaave, pero con fuerza y con garra… va bajando la mano, delicadamente, hasta la última vertebra de Elia que cierra los ojos por el tenue placer que le produce esa caricia en la columna que la enerva y le entra hasta la médula como un rayo fulminador…

Llorando en la inocencia de un ritmo juguetón.

… vuelve a subir la mano acariciando con el leve roce de la yema de sus dedos hasta los omóplatos, en un movimiento que no tiene nada de inocente pero sí de juguetón y que se para en la hebilla del sujetador…

Por tu milagro de notas agoreras
Nacieron, sin pensarlo, las paicas y las grelas

… y vuelta a empezar, uno, dos, tres, cuatro y cinco….y seis, siete y ocho


Luna de charcos, canyengue en las caderas
Y un ansia fiera en la manera de querer...

…las caderas de Elia insinuantes y cadenciosas. Arrastrando el pié, Marcial hace que Elia inicie un giro de su cuerpo hacia su izquierda y la recibe con la mano derecha que ha bajado hasta la cadera de Elia… y acariciando, la impulsa y la vuelve a enviar hacia el otro lado, y al pasar, las mejillas se juntan y al continuar en su trayectoria los labios se han rozado fugazmente, pero han sido como dos llamas de fuego que abrazaban. Otro estremecimiento, ahora mutuo, que provoca fieras ansias…


Al evocarte, tango querido,
siento que tiemblan las baldosas de un bailongo
y oigo el rezongo de mi pasado...

… te han amado tantos, ¡Oh Tango!, que me traes los recuerdos de tantas personas queridas que te han bailado y en tu cadencia se han amado…que escucho sus voces, su rezongo…que me embriagan y me marean… Marcial siente en su cuello el suave suspiro… el aliento de Elia… los ojos ya están cerrados… se van alejando del salón.

Hoy, que no tengo más a mi madre,
siento que llega en punta 'e pie para besarme
cuando tu canto nace al son de un bandoneón.

…mi madre, mi bendita madre que me enseñó a amarte ¡Oh Tango!, cuando te vi bailar con ellos… mi padre, mi madre y tú, … tan cariñosos… Siento que ella me llama en ese sonido afónico, cortado y rajado, en la hermosa estridencia del bandoneón de Piazzolla, que me va haciendo estragos… y me besa.

Carancanfunfa se hizo al mar con tu bandera
Y en un pernó mezcló a París con Puente Alsina.
Triste compadre del gavión y de la mina
Y hasta comadre del bacán y la pebeta.
Por vos shusheta, cana, reo y mishiadura
Se hicieron voces al nacer con tu destino...
¡Misa de faldas, querosén, tajo y cuchillo,
Que ardió en los conventillos y ardió en mi corazón

¿Quien entiende este lunfardo?.

Desde el dormitorio, ya apenas si se escucha, muy levemente el resto del tango .

Marcial está en el salón y el disco hace ya rato que se ha parado. Mira por el gran ventanal y ve a la luna, a su Luna, que le mira a él fijamente, con su sonrisa benefactora, cómplice y picarona. Marcial le corresponde con la misma sonrisa y un guiño de ojos de viejos amigos.

Elia entra en ese momento al salón colocándose la pinza del pelo; la mariposa de plata con brillantitosque tan bien le sienta, y le pregunta a Marcial.

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- ¿Qué quieres de cenar?
- Hummm, ¿Qué te parece otro tango?
- ¡Calla loco! Te haré una tortilla.

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La vida se hace con los pequeños momentos que vamos sumando.


11 comentarios:

Capuchino de Silos dijo...

Escribir al ritmo del tango con un rioja y una tapita de jamón y queso es algo delicioso, como tu preciosa historia que acabo de leer.
Me hace recordar los tiempos en Argentina que fueron ¡bechíiiisimos!
Un fuerte abrazo

Man dijo...

Querida amiga C. de Silos. Hacía tiempo que no pasaba por tu blog por un problema de enlace que tengo con él y que no me permite ver cuándo has hecho alguna entrada nueva . Hoy he pasado y he recogido tu exquisito regalo. Allí te he contestado. Muchas gracias.
Un abrazo cariñoso

Mercedes Pinto dijo...

Amigo Man, si me lo permites; llevo un rato pensando cómo dejar aquí plasmada la grata sensación que me ha producido leerte. Hace mucho tiempo que no me identifico tanto con una lectura, comprenderás por qué cuando llegues a las últimas páginas de ese libro que has prestado a Marcial y cuya lectura interrumpió por la única causa noble que conozco. Este texto me llega especialmente porque así entiendo yo el amor, como lo eludido y aludido en él. Me alegro de comprobar, después de mucho tiempo, que todavía hay escritores que saben dotar sus textos de enorme sensualidad sin recurrir a las grosería ni al verbo fácil. Sólo hay que leer esta entrada para comprobar que esto es posible.
Me encantó. ¡Ah!, no te olvides de decirle a Marcial que te devuelva el libro de "La última vuelta del scaife" cuando lo acabe, que a los libros que salen de nuestras pequeñas bibliotecas hay que seguirles la pista. Además, creo que la autora está esperando la oportunidad de firmártelo.
Un abrazo y gracias de nuevo.

El Blog de Clau dijo...

Yo también hago alusión a la sensualidad.Algo muy ligado por cierto al tango.Tal como lo dice el personaje que difícil debe ser para ustedes entender hasta el"tuétano"nuestro lunfardo.Te agradezco como argentina, que tu obra esté acompañada de la letra de uno, y nada menos que el choclo.Realmente me gustó mucho.
Un Beso
Claudia

Alicia Abatilli dijo...

Hola, HOMBRE.
Pues nada menos que el Choclo...
Y del lunfardo, sí que sabes, más de lo que dices.
Y de las palabras hermosas sí que las encuentras para regalarnos tanto en este post.
Hermoso, simplemente hermoso.
Alicia

Paloma Corrales dijo...

Cuántas inspiraciones el tango, madre mía, todas y cada una de ellas diferente, pero hay un denominador común siempre tienen carga sensual ¿será la música en sí misma?

Bueno no me enrollo, es que me recordaste dos relatos que escribí con el tango como decorado e inspiración...

Me ha encantado Man, casi he bailado y esa escena de amor/pasión después de los años no puede estar mejor descrita, y la luna...

... y los besos que te dejo ;-)

Man dijo...

Para Mercedes:
Muchas gracias a ti Mercedes que pareces una madre, que vas de allí para allá diciendo siempre la palabra amable, cariñosa y motivadora. Eres Alma Mater.
Gracias de verdad y no te preocupes que el libro “La última vuelta del scaife” está a buen recaudo para cuando puedas dedicármelo. Será un honor.
Ahora que vuelvo a leer mi entrada le encuentro muchísimos defectos que podían haber sido corregidos. Está bien que lo escrito “repose” para ser sometido a otras lecturas antes de ver la luz.
Un fuerte abrazo.

Man dijo...

Para mis amigas argentinas Clau y Alicia
Yo solo sé de Argentina, lo que no sé. Puedo saber muchos datos y cosas de ella, pero no es eso lo que me interesa. Argentina me interesa VIVIRLA.
Como os dije en otra ocasión no me interesa ser un turista en Argentina. Me interesa ser un español visitando a su hija argentina que ahora lo está pasando mal. Ir a su casa con el respeto y el cariño de que las normas de la casa las dicta ella y con sencillez y humildad, comer con ella, reír con ella, bailar con ella, vivir con ella lo que ella quiera compartir conmigo.
Si miráis los datos de mi “Perfil” veréis que después de la música clásica lo que más me gusta es el Tango.
El tango lo descubrí con solo 5 o 6 años viéndolo bailar a mis padres (enamorados de La Cumparsita) Después vinieron en un grandísimo repertorio, de los cuales me sé las letras de casi todos ellos. Pero una vez, a los 13 años, vi una película en la que se cantó El Choclo… y me desarmó por completo. No entendí ni la mitad de la letra (ni siquiera ahora la entiendo del todo) pero no me achanté y yo le puse las letras que entendí mas las mías, que aún canto mezclándola con el lunfardo original.
Después descubrí la preciosa y sentida Zamba de las que canto muchas de ellas.
Clau, esta entrada no tiene nada que ver con mi novela que, por cierto, cada vez me gusta más. En ella no aparece Argentina aunque sí introduzco a unas personas, como emigrantes, que tendrán su papel si es que hubiera segunda parte de la novela.

Realmente se me ocurrió esta entrada viviendo, el pasado viernes, lo mismo que vive el personaje Marcial: viernes por la tarde, vuelta del trabajo en coches, apagar la radio y la magnífica luna. Lo demás… si acaso es que no ocurrió, sí es muy posible que ocurriera alguna vez, o al menos pudo haber ocurrido ;-)
La culpa la tuvo aquella preciosa luna; la misma que te inspiró a ti, Alicia, y que me diste un susto :)

Sueño con ir a Argentina.
Muchas gracias por vuestras palabras y vuestro cariño.
Un abrazo.

Man dijo...

Para Paloma.
Es cierto Paloma. El tango tiene una carga sensual enorme. Está en su música y solo a veces en la letra. Yo creo que está en ese requiebro de la música del bandoneón y que nace de la nostalgia, de los “adentros”. Yo la siento hasta la emoción y no me avergüenza decir que hasta las lágrimas.
Gracias Palóma.
Un abrazo

Candela Martí dijo...

Estimado amigo Man, hacía mucho que no entraba en tu blog para leerte y hoy, tras tu mesaje en el mío, he llegado corriendo y he leído la entrada anterior y ésta, que me ha dejado un regusto a sueño realizable, a eso que todos/as deseamos como amor cotidiano: momentos de magia compartida intensa y emotivamente.
No conozco casi nada de Argentina pero sí que me gusta mucho, pero mucho, su música y este tango con el que aliñas tan maravillosamente este escrito: "El Choclo", es uno de mis preferidos por no decir el que más.
Gracias por tanto cómo dejas en tus palabras, por todo lo que se derrama por ellas en nuestros ojos.

Un abrazo enorme.

FOS dijo...

Contra MAN, no tenía ni idea de que fueras capaz de tener una prosa tan...enervante, bueno fuera bromas, muy bueno.
Un abrazo