jueves, 29 de abril de 2010

CARTA DE AMOR DE "EL ÚLTIMO DE FILIPINAS"

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Baler (Filipinas) a 30 de abril de 1899


Mí querida novia Fuensanta:

Hoy estoy triste porque es 30 de abril y esta noche, todos los mozos de nuestro pueblo, con la rondalla y los Auroros, saldrán a cantarle los Mayos a sus novias y yo no estaré allí para cantártelos a ti. Para llenar de flores tu ventana y decirte, una vez más, lo mucho que te quiero.

Aún recuerdo aquel Mayo que compuse y canté para ti, en tu ventana, hace hoy dos años.

Despierta mujer, despierta
Que a cantarte hemos venido
Con la última luz de abril
Y de mayo amanecido

Grandes son tus bellos ojos,
Los dos luceros del alba,
Que cuando tú me los abres
Mi noche muere, se acaba

Para esta hermosa mujer,
Para su novia del alma,
Este hombre muy enamorado
A ella este Mayo le canta.


Es tu largo pelo negro
Como la gema azabache
Rayos de luna lo adornan

Con luciérnagas brillantes

Que bellas son tus mejillas
Conchas son de fino nácar,
Que al mirarte en una acequia
El agua, a verlas, se para.

Y va llenando de flores

Las jambas de la ventana

Que se han de morir de envidia

Cuando te miren mañana


Son horizontes del cielo
tus finas cejas arqueadas,
que el sol, esperando al día,
suspira por contemplarlas.

Y de tus dos hombros brotan
ramas de dulces naranjas,
y los dedos de tus manos
son de azahar y de albahaca

Toda la noche estaría

Aquí, junto a tu ventana,

Para contarte abonico

Mis amores… y mis ansias


¿Recuerdas amada mía? ¿Recuerdas? ¡Hace ya dos años!, Hoy te los vuelvo a cantar, desde aquí, más enamorado aún.

Hace una noche espléndida, toda estrellada y estoy de guardia, en lo alto del campanario de esta pequeña iglesia de Baler, donde pronto vendrán a rescatarnos, y a la luz de una pobre candela te voy escribiendo. ¿Candela? ¡Que bello nombre! ¡Candela!. Me gustaría que alguna de nuestras hijas, de entre todos los hijos que nos están esperando, se llamara así: Candelaria. Ese fue el día que te conocí y el día en el que, un año más tarde, nos entregamos a este amor.

Sueño que estas mismas estrellas las estarás mirando tú, y busco a dos de entre ellas que estén muy junticas, no separadas, y las miro pensando que tú también las miras, y así, de hito en hito, por medio de ellas, me uno más a ti y llego en la noche hasta tu ventana para darte un beso. Como aquella noche estrellada en que te robé nuestro primer beso. Fue en la esquina de tu casa; estábamos sentados en el pretil de la acequia. Mirando el cielo, se fueron juntando nuestras cabezas y yo giré la mía y tres segundos después giraste tú la tuya y nuestros labios se rozaron. Fue un leve roce, solo un relámpago, pero que se metió hasta las profundidades de mi alma y de allí no quiere ya salir. Te pusiste colorada. Después vinieron dos más. Fueron como jugando, cuando aquella tarde, en lo alto de la cámara, me enseñabas tus gusanos de la seda y tu buena madre nos dio un respiro. No parabas de hablar, estabas nerviosa, como si adivinaras lo que iba a suceder. Yo te tomé por los hombros, te atraje hacia mí y callé tu boca con un beso. Después, un silencio, y tú me abrazaste y me diste a mi otro largo y cálido beso que aún guardo en mi boca. Yo te quise dar más, pero tú me apartaste y riendo en voz baja me dijiste “¡Quita loco, que estás loco perdido!” Y razón llevabas. Sí ¡loco, estoy loco! pero loco de amor por ti, de la alegría de tenerte a ti y de saber que tú me amas.

Luego fueron siete más. Siete tristes besos. Fue en aquél cornijal de tu huerto, el día que nos despedíamos, cuando yo me venía de soldado para servir a España en esta guerra de Filipinas. Nos dimos un solo abrazo, largo, largo, largo… y yo me bebí tus lágrimas unidas a las mías. Y me bebí el agua de tus labios. Y sentí el calor de tu mejilla sobre la mía. Y aún inhalo el perfume del jazmín y del azahar que llevabas prendido en el pelo y en el pecho. Fueron siete lo besos… y ya suman diez.

¿Cómo olvidarlos? Son los diez hitos que mojonan el mejor lote de la heredad que Dios me ha regalado. Lo único, junto con la vida, que me ha sido dado gratis. Tu amor. Lo que más quiero.

No deseo nada más que unir mi vida a la tuya. No deseo más que envejecer a tu lado. No quiero más agua que el agua de tus besos. Ni quiero más descanso que reposar mi cabeza en la cuna de tu pecho. No quiero sentir más abrigo que la calidez de tu abrazo. Ni escuchar más música que el susurro de tu voz.

Pronto estaré contigo, amada mía, y nos casaremos, y te daré todas las caricias y todos los besos y todos los abrazos que llevo guardados para ti desde antes de conocerte. Pronto volveré y mientras tanto, no me olvides y mira a nuestras dos estrellas que yo, desde ellas, te estaré besando.

Recibe todo el cariño y la ternura de este tu novio, que ha nacido solo para amarte.

Manuel.


EPILOGO.-

Fuensanta apagó el quinqué, y con sus nudosas y torpes manos dobló lentamente la carta y la guardó en el sobre, amarillo y sucio por mil sobos, y por unas gotas de sangre reseca. En el sobre, con cuidada caligrafía, aún se leía:

Para: Fuensanta “la Guapa ................ La Alberca (Murcia) España

No tenía ni sello ni matasellos ni remite. Se la trajeron, hacía ya cincuenta y tantos años, los compañeros de Manuel que lucharon con él en la iglesia de Baler, cuando regresaron a España. Fueron sus dos paisanos murcianos que con él estaban; Luis de Mula y Francisco de Cieza.

Manuel, cuando terminó de escribir la carta, fue a sentarse sobre el pretil del campanario, donde estaba haciendo la guardia, y allí sentado, se puso a mirar a sus dos estrellas.

Se le olvidó apagar la candela.

Fue un blanco muy fácil para una bala tagala que llevaba su nombre; y así se lo encontraron sus compañeros; sentaico y mirando al cielo. Fue el último de los héroes de Baler; uno de “Los Últimos de Filipinas”. Y allí quedó enterrado, cuando los demás volvieron a España.

Fuensanta se mecía suavemente en su mecedora, en el porche, cuando desde el interior de la casa oyó la voz de su nieta que le decía.

- Abuela ¿Cómo estás ahí fuera con el relente que cae? Te pondré una toquilla ¿No ves que te vas a poner peor del reuma? ¿Qué haces abuela?

- Contar las estrellas – le respondió Fuensanta

-¿Contar las estrellas? ¿Es que falta alguna, abuela? – le dijo su nieta con cariñosa ironía.

- Sí, me faltan dos – le contestó muy seria la abuela

Su nieta se quedó pensativa sin entender lo que la abuela le decía. Se agachó hasta su altura y con el dorso de la mano le acarició las mejillas. Notó que había llorado “Se me ha hecho vieja” pensó.

- Anda, vayámonos para adentro abuela que ya es hora de acostarse.

- Sí, vámonos ya, Candela.

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19 comentarios:

El Gaucho Santillán dijo...

Que bella y triste historia.

Me atrapò hasta el final.

Un abrazo.

Aura dijo...

¡Me dejas sin palabras!,¡Que carta más bonita!,¡Que ternura! y que historia tan realista,cuantos de estos casos se dieron y se dan en las malditas guerras.

Mi más grande ¡ENHORABUENA!.por este magnifico blog que estas creando. No solo nos regalas historias que nos sirven de aprendizaje,es que además nos emocionas con tu esplendida narrativa.

¿Como va tu libro?. Estoy deseando leerlo.

Con mi cariño,un abrazo muy fuerte.

Capuchino de Silos dijo...

Ya de vuelta.
De la experiencia he sacado una conclusión: Quiero ser buena para no ir al infierno.

Y...me encuentro con esta preciosa pero triste historia.

Un besazo

Anónimo dijo...

Jolín padre, tengo un nudo en la garganta...
Me ha gustado la historia de hoy y los preparativos previos para ponernos en situación.
¿El texto en negro es parte de tu novela?
Un beso
Tu hija

El Blog de Clau dijo...

Que bonita historia!pensar que los hombres escribían cartas de amor.Me hubiese encantado recibir una así, pero no con un final tan triste.De todos modos hermosa historia.
Besote
Clau

Candela Martí dijo...

Mi estimado amigo Man, me ha cautivado esta bella historia de amor. Me ha cautivado y emocionado hasta la misma médula. Magistral historia con un final trite y, a la vez, hermoso ya que jamás hay olvido si existe amor verdadero.

Como alguien ha dicho, también a mí me hubiera gustado recibir una carta tan emotiva e intensa. No pierdo la esperanza.

Gracias por compartir, amigo mío.
Un gran abrazo.

Tatiana Aguilera dijo...

Señor, usted deseaba vernos llorar verdad ? lo ha conseguido , que más de una lágrima me he bebido en los labios.
Bello texto, hermoso, emotivo, y qué carta, qué carta.
Un abrazo.

Luis Madrigal Tascón dijo...

Muy bonito, MAN. Veo, o al menos imagino, que tu novela se va en encuadrar en el género de la novela histórica, dentro de la ficción de toda novela. Me apasiona este género, y más si quien escribe es un amigo. No me la perderé, cuando se publique. Al escuchar la primera de las canciones, que interpreta Emilio García Carretero (de quién yo no había oído hablar nunca, ni sabía que existía), echaba muy en falta la segunda y, por un momento, me propuse buscarla. Después, ya no hizo falta. Sin duda es la voz de Nani Fernández. Soy tan viejo, que hasta vi la película, en blanco y negro, claro. Un abrazo, querido Man.

Luis Madrigal Tascón dijo...

Efectivamente, querido MAN. Lo he comprobado en fuentes dignas de crédito histórico. Los portadores de la carta a Fuensanta, son lo soldados LUIS CERVANTES DATO (natural de Mula) y FRANCISCO REAL YUSTE (natural de Cieza). No encuentro, entre los muertos, sino a un único Manuel: MANUEL NAVARRO LEÓN, pero no su procedencia de Murcia. Ya me dirás tu fuente. Otro abrazo. Enhorabuena, al menos 2 murcianos (con posibilidad de tres) entre 33 Héroes, es un porcentaje muy alto.

Anónimo dijo...

Querido Man, una vez mas te dire que me encanta tu blog, a traves de él nos instruyes y nos motivas.
Interesantes historias en tus dos ultimas entradas, Los Mayos y los Heroes de Baler. ! Que emotivas y llenas de amor! Magnificas.
Como en estas fechas no suelo estar en Murcia no conocia lo Mayos, gracias por tu interes para llevarme hoy con Mª Dolores a verlos, pero por las circunstancias que sabemos no ha podido ser.
La musica maravillosa...y la carta genial, que bonito mirar a la vez las estrellas y recibir un beso a traves de ellas...
No se si te lo contaron alguna vez, pero mi madre me decia, que antes de casarse, los dos, miraban la luna a la misma hora, ella desde Barcelona y él desde Murcia. Bonito, verdad?

Con emocion un abrazo para todos.

Lolin

Man dijo...

Mis queridos amigos:
- GAUCHO. Me alegro de que te haya gustado la historia. Estoy seguro que en Argentina se han escrito muchísimas páginas de gloria y de amor que merecen la pena ser recordadas por sus hijos.
- AURA. Gracias por tus palabras de ánimo. Si no fuera por vosotros que me leéis no escribiría. La novela va muy bien y aunque, como luego verás, la historia está algo entresacada de mi novela pero no exactamente así y no con tanta carga emotiva. Quiero que disfrutéis leyendo pero no que mojéis sus páginas. Bueno… la verdad es que tiene de todo ;-)
- C. DE SILOS. Te echaba de menos. ¿Qué te ha pasado en Marrakech, es que has visto al demonio?
- HIJA Tus palabras tienen para mi doble valor y me alegro que te hayas emocionado. Yo también. Lo único que hay en mi novela es Manuel; Fuensanta; Baler; y los Mayos que he compuesto (a la altura de los personajes) y por supuesto Candela. Lo demás es pura ficción.
- CLAU. Hubo un tiempo en que los hombres escribían cartas, y no hace de ello mucho tiempo. Cuando yo estudiaba y cuando hacía las milicias universitarias, muy cerca de donde tú estás ahora (en los Pirineos de Lérida) yo escribía a mi novia una carta diaria de 3 o 4 folios. Las cartas eran más o menos así aunque parezca ahora mentira.
- CANDELA. Tu nombre tiene un peso muy importante en mi novela y la razón es solo la que Manuel le dice a Fuensanta en su carta. Ya verás que emocionante y bello es el motivo y la declaración de amor. Hay un personaje en la historia que no sale, está ahí, detrás, sin que nadie se dé cuenta, anónimo, y que soporta una carga de amor y comprensión magnífica. Se trata del que después fue el marido de Fuensanta que conociendo el gran amor de Manuel y Fuensanta, que nunca ha muerto, y que fiel a aquella memoria le pone el nombre de Candela a una hija (que luego pasará a la nieta). Ese hombre anónimo amó a Fuensanta más allá de los sentimientos. Esa parte de la historia no es ficticia, es real, pasó en mi familia. Gracias por venir.

Man dijo...

- TATY. Tu eres mujer de emociones fuerte y si te ha hecho beber de tu lágrimas esa es la prueba de fuego de la carta. Un abrazo y elevemos una copa llena de tu de tu buen vino chileno.
- LUIS. Efectivamente la novela, no es que sea de monografía histórica pero es que se trata de la vida de unas personas, de la huerta y de la ciudad de Murcia aunque salpica a todo el mundo, que VIVEN entre el 1850 y el 1900 y por tanto son testigos y actores de aquella época tan olvidada, de su historia, con sus luces y sus sombras, con sus costumbres, sus tradiciones, sus risas y sus llantos… con su vida. Baler es solo un capítulo de ella (al que aún no he llegado), donde se detallará más, al igual que hay otro Cuba(del que estoy saliendo ahora) pero anterior a Cascorro. Creo sinceramente que te gustará independientemente de que esté técnicamente mejor o peor escrita. Ya sabes que los técnicos somos puñeteramente precisos con los datos y con los números y esto me lleva a documentarme más y mejor hasta extremos casi paranoicos. Tus fuentes son las mismas que las mías por eso Manuel es un personaje ficticio de la historia. Al final de la novela creo que voy a tener que poner una notas aclaratorias por capítulos, incluso fotos, donde se digan que personajes son reales y cuales los ficticios. La carta es por tanto ficticia. La historia termina como he dicho en 1900 pero no la familia que se dispersa por toda España y parte Hispanoamérica y tengo material para una segunda parte de 1900 a 1950. ¡Imagínate! “La semana Trágica” “Anual” “Las Repúblicas” “La guerra civil en los dos bandos y su posguerra”… Dependerá de si hay o no segunda parte aunque pienso que la escribiré ahora que ya voy a jubilarme y me voy a convertir en rata de biblioteca. No me presumas de abuelete que yo también vi, cuando era joven, en blanco y negro aquella película que hace poco “me bajé” de internet (cosa que no suelo hacer y no por principios sino por tiempo) y que se “joda” la SGA.
- LOLIN. Eres un encanto y sabes lo que te queremos. Efectivamente anoche estaba Murcia que parecía un domingo al medio día, María Dolores y yo fuimos a ver los Mayos y solo estuvimos en la Plaza de la Cruz, Santo Domingo y en los conventos de clausura de la Ana y en el de las Claras donde estuve hablando un buen rato con la madre superiora y le hice “un pedido” que ya te puedes imaginar. Gracias por tus palabras que animan a seguir.
Un abrazo y un beso a todos.

Paloma Corrales dijo...

Mi querido Man, bellísima y triste historia, casi no podía acabar de leerla mis ojos se empañaban de emoción, y el epílogo... ¡¡¡ay!!!

Gracias por un momento tan mágico y tan bonito.

Abrazo enorme.

TOÑI dijo...

Menos mal que de vez en cuando no nos olvidas y nos deleitas con tus historias.Esta carta es preciosa,cuanto amor en sus palabras,no me extrañan las lagrimas,yo tengo cartas que guardo como tesoros(ya sabes de quien),las releo y cada vez......lo quiero más.

FOS dijo...

Jo MAN, Que bella historia y además murciana, algún día me dirás cuales son tus fuentes.
El otro día, le decía a mi Fuensanta, que hubiera sido feliz de haber vivido en el siglo XIX, y no en la vorágine que nos ha tocado.
Sabes que a mi me gusta escribir "algo", ni imagino lo que podría haber hecho en esa época, sin internet, televisión, ni ninguna de esas cosas que tanto tiempo nos quitan hoy día.
Yo también escribía largas y tiernas cartas de amor, incluso me atreví con alguna poesía. Y por eso, me pongo en la piel de ese soldado que en la lejanía, plasmó ni más ni menos que lo que sentía, y de que manera, sus sueños, sus añoranzas, sus recuerdos y sus planes de futuro.
Hermoso y conmovedor.
Un fuerte abrazo.

Mercedes Pinto dijo...

Vaya, acabo de llegar de Zaragoza y, a pesar del cansancio, me has hecho estremecer con esta fantástica y triste historia. Me parece imposible que haya hombres capaces de transmitir los sentimientos tan hondamente. Y ¡un soldado!
Un fuerte abrazo, amigo Man.

Felisa Moreno dijo...

Hola Man, tu carta es preciosa y muy emotiva. En los certámenes no siempre ganan los mejores, hay un jurado que suele ser muy subjetivo, no en vano, está compuesto de personas.
Ahora, aquí, tienes tu recompensa, mucha gente la está leyendo y disfrutando con ella.
Mi carta es como es porque me salió así, no busco los temas, me asaltan.
Un abrazo.

Man dijo...

Queridos amigos. Como habéis podido observar, para poder dejar esta carta he tenido que hacer dos entradas anteriores. Una la de los Mayos y otra la de Los Héroes de Baler o Los Últimos de Filipinas. Sin ellas era muy posible que no se entendiera bien la carta pues aunque los Mayos casi se han perdido, no es menos cierto que en el siglo XIX eran de una actualidad esplendida en toda España y más en Murcia y provincias aledañas como Albacete, Jaén, Granada... y lo de Filipinas parece que ya no entra en el curriculum de la ESO, quizá por no ser políticamente correcto, aunque de sus consecuencias surgió toda la generación del 98.Pero por encima de ello me interesa el que no se pierda la memoria de aquellos hombres sencillos de los pueblos de España que dieron al mundo una lección de valor y pundonor que hasta, actualmente, se estudia en todas las academias militares del mundo(West Point incluida) como paradigma de hasta qué punto se deben defender, mas allá del sufrimiento, las órdenes recibidas y que les mereció la Laureada de San Fernando, la máxima condecoración que se otorga en España.
Ahora que nuestra amiga Felisa ha hecho este comentario con sus cariñosas palabras, os tengo que decir que esta carta la presenté al concurso de Cartas de Amor al que ella amablemente nos invitó. No ha merecido la consideración del jurado o quizá no se entendió bien, en cuyo caso estaba claro que no podía hacer una monición ambiental de la misma tan extensa como la que he hecho aquí, pero sí confiaba en que el nivel del jurado pudiera apreciar que junto a la posible propia belleza de la carta, estaba el fondo histórico que se pretendía rescatar del olvido de nuestra cultura y de nuestra historia.
Nunca había participado en un certamen y me ha sorprendido que los 10 finalistas han sido todas mujeres. No comparto que las cartas de amor sean de una exclusividad femenina lo cual me hace pensar que ha habido muy poca participación masculina y de peor calidad.
No pensaba comentar nada de esto porque mis ansias eran el poder compartirla con vosotros ya que como os he dicho, sin ser esta carta parte de mi novela, sí lo es el fondo y los personajes. Además estaba la oportunidad de la coincidencia de la fecha, 30 de abril.
Gracias por vuestros palabras y por compartir conmigo vuestras emociones.

Marina-Emer dijo...

estoy llorando a mares yo con mis ojos enfermos de infección he querido leerme todo versos cartas despedidas ...lo siento en el alma poco hace que nos conocemos pero ya te llevo dentro de mi alma besos
Marina