GENTE DE MI TIERRA. CARMEN CONDE

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Empiezo hoy una nueva experiencia que he titulado GENTE DE MI TIERRA, porque mi tierra, Murcia, como en todas las tierras de España, tiene gentes que merecen ser recordadas, no porque ellas lo necesiten sino porque lo necesitamos nosotros. Porque ellos son parte de nuestro patrimonio, son parte de nuestra heredad.

Hoy, sin ninguna razón especial, sin orden ni concierto, solo porque sí, os presento a una extraordinaria mujer:

CARMEN CONDE

Carmen Conde Abellán, nació en Cartagena el 15 de agosto de 1907 y murió en Madrid el 8 de enero de 1996.

Fue una mujer con una tremenda voluntad creadora que no eligió un camino fácil, más al uso de la época.

“Me entregué a una obra que intuía áspera en sus comienzos, con ascetismo.

Liberé mi pluma de cuanto, por anticipado, estimaba grato, gracioso, musical y fácil.

Mi honrada vocación, enfocada a una conquista limpia, quería ser estimada, en principio, por sí.”

Junto con su marido, el también poeta cartagenero Antonio Oliver Belmás, fundó en 1931 la Universidad Popular de Cartagena.

Toda la vida de Carmen Conde está dedicada a sus dos pasiones, la enseñanza y la poesía.

Amiga de Grabiela Mistral, Vicente Aleixandre, Rubén Darío, Rafael Alberti, y su próxima y coetánea paisana de la Unión, María Cegarra a la que un poco, vagamente, recuerdo.

Fue la primera mujer española que fue elegida académica de número de la Real Academia de la Lengua, ocupando el sillón "k" El 28 de enero de 1979 hizo su ingreso pronunciando el discurso de: Poesía ante el tiempo y la inmortalidad.

Enamorada del Mar Menor le dedicó un libro de poemas, del que hoy os dejo uno de ellos, precioso.

Amó tremendamente a su tierra y su tierra le ama a ella. Es hija predilecta de la Región de Murcia y de la Ciudad e Cartagena. Yo me siento orgulloso y dichoso de que me haya precedido, de que ella sea GENTE DE MI TIERRA.

Ante ti

Porque siendo tú el mismo, eres distinto
y distante de todos los que miran
esa rosa de luz que viertes siempre
de tu cielo a tu mar, campo que amo.

Campo mío, de amor nunca confeso;
de un amor recatado y pudoroso,
como virgen antigua que perdura
en mi cuerpo contiguo al tuyo eterno.

He venido a quererte, a que me digas
tus palabras de mar y de palmeras;
tus molinos de lienzo que salobres
me refrescan la sed de tanto tiempo.

Me abandono en tu mar, me dejo tuya
como darse hay que hacerlo para serte.
Si cerrara los ojos quedaría
hecha un ser y una voz: ahogada viva.

¿He venido, y me fui; me iré mañana
y vendré como hoy...? ¿qué otra criatura
volverá para ti, para quedarse
o escaparse en tu luz hacia lo nunca?

“He venido a quererte, a que me digas

tus palabras de amor y de palmeras…”